Gaza soportó once días de indiscriminado bombardeo israelí que mató a 243 palestinos, -incluidos 66 niños, 39 mujeres y 17 ancianos- e hirió a 1.910 personas, de los cuales 90 son graves, además de dejar zonas residenciales devastadas, con millonarias pérdidas en infraestructura.
La oficina de Refugiados de Naciones Unidas (UNRWA) dijo que la agresión israelí obligó a más de 75.000 palestinos a abandonar sus casas. 28.700 de ellos escaparon a las escuelas, mientras que otros encontraron asilo en casas de sus familiares.
Sigue tensión en Jerusalén
Sin embargo, la política israelí de violenta represión, desplazamiento forzado que responde a su política de limpieza étnica de Jerusalén Este y otras partes de Cisjordania, continúa, y ayer mismo, volvieron a incursionar en la sagrada mezquita de Al Aqsa y bloquearon el barrio de Sheikh Jarrah, cuyos pobladores palestinos han sido notificados del desalojo de sus viviendas, para que luego colonos israelíes ocupen los predios.
El viernes por la tarde, la policía israelí irrumpió en los patios del complejo de la mezquita Al-Aqsa y disparó gases lacrimógenos contra los palestinos después de las oraciones.
Después de las oraciones del viernes, muchos palestinos se quedaron en las instalaciones para celebrar la victoria de la resistencia palestina durante la reciente ronda de combates con la ocupación israelí.
“Estaban cantando y coreando cuando un contingente de la policía israelí [estacionado] junto al complejo entró en el recinto y comenzó a utilizar medidas de control de multitudes que utilizan todo el tiempo, incluidas granadas paralizantes, bombas de humo y gases lacrimógenos”, contó Imran Khan, uno de los feligreses víctimas de la brutal represión.
“Comenzaron a disparar contra esa multitud en un esfuerzo por tratar de dispersarlos”, añadió.
Bloquean Sheikh Jarrah
Las fuerzas de ocupación israelíes cerraron todas las entradas al barrio de Sheikh Jarrah en Jerusalén oriental, negando la entrada y salida a los ciudadanos palestinos locales.
Testigos dijeron que el cierre fue un intento de las fuerzas de ocupación israelíes para impedir una protesta en apoyo de las familias que enfrentan la amenaza israelí de desalojo forzoso de sus hogares, un tema que ha sido objeto de tensiones recientes.
Mientras tanto, la policía israelí permitió que un grupo de colonos extremistas entraran o salieran del vecindario, a pesar del cierre que solo se aplicaba a los ciudadanos palestinos locales.
Decenas de familias en el barrio de Jerusalén ocupado se han enfrentado a una inminente amenaza de desalojo por parte de las autoridades de ocupación israelíes, con el pretexto de que parte de la tierra del barrio pertenecía a judíos antes del establecimiento del estado ocupante de Israel en 1948.
(Con información y fotos de QNN News Network, la Agencia de Noticias WAFA, Al Jazeera)
