Historias del sufrimiento de los palestinos en las cárceles israelíes

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Las cárceles israelíes mantienen en prisión a 4,850 palestinos cuyo único delito es no someterse a la ocupación militar de sus territorios y luchar por la libertad de Palestina. Además del encierro, estos luchadores sufren hostigamiento permanente y las autoridades del gobierno de ocupación sionista viola sus derechos elementales como la visita de sus familiares, la atención médica, y no les permiten la celebración de sus ritos religiosos.

De la totalidad de prisioneros, 225 son niños y adolescente, 41 son mujeres, y hay 540 detenidos bajo el estatus de detención administrativa, sin cargos ni juicios.

Huelgas de hambre contra la detención indefinida

Un grupo de 5 prisioneros se ha unido a la huelga de hambre que realizaban 8 de sus compañeros de cárcel en rechazo a la política de detención administrativa, que les permite a las autoridades israelíes mantenerlos indefinidamente en prisión, sin mostrar ni a los acusados ni a sus abogados los motivos de la detención (cargos judiciales), ni los someten a juicio para que puedan ejercer sus defensas.

La Asociación de Prisioneros informó que Alaa El-Din Khaled Ali, Ahmed Abdel-Rahman Abu Sale, Muhammad Khaled Abu Sale, Hussam Taysir Rabei y Fadi Al-Amour decidieron iniciar la huelga de hambre, elevando el número de prisioneros en huelga a 13. Los prisioneros que han adoptado esta decisión están en las cárceles del Negev, Raymond y Ofer.

Los presos que ya habían tomado esta radical medida de protesta son: Salem Zaidat, Muhammad Omar, Mujahid Hamid, Mahmoud Al-Fasfous, Kayed Al-Fasfous, Raafat Al-Darawish, Guevara Al-Namoura y Maher Delaysha.

Madres no pueden ver a sus hijos

Entre los innumerables casos de violaciones de los derechos elementales de los prisioneros palestinos, está la negativa de las autoridades penitenciarias a 12 madres de reunirse con sus hijos, ni siquiera para celebrar la importante festividad religiosa musulmana del Eid al-Adha.

Entre las madres prisioneras que sufren esta privación, se encuentran: Isra Jaabis, de Jerusalén, sentenciada a 11 años de prisión y es madre de un niño; Khaleda Jarrar, de Ramala, condenada a dos años, madre de dos hijas. A ella se le negó además asistir al funeral de una de sus hijas que murió en julio.

También están en esta lista: Fadwa Hamadeh, de Jerusalén, condenada a 10 años y madre de cinco hijos, Amani Hashim, de Jerusalén, condenada a 10 años de prisión y madre de dos hijos; Hilweh Hamamreh, residente de Belén, sentenciada a seis años de prisión y madre de una niña; Nisreen Hassan, de Gaza, está encarcelada por seis años, y es madre de siete hijos; Inas Asafreh, de Hebrón, purga 30 meses de prisión y es madre de dos niños, también Aya Khatib, que vivía en los territorios palestinos que fueron expropiados por la resolución de la ONU de 1948. Ella tiene dos hijos.

En la misma situación están: Iman Awar, de Jerusalén, que va a estar en prisión por 22 meses, y es madre de seis niños; las prisioneras con detención administrativa indefinida Khitam Saafin, de Ramallah, madre de tres hijos; Shurouq Badan, de Belén, madre de un niño y Anhar al-Hajjeh, de Ramala, detenida el 8 de marzo, madre de un niño y se encuentra en su séptimo mes de embarazo.

“Que mi hijo vuelva a casa vivo”

Las autoridades de ocupación israelíes se han negado a permitir que los padres visiten al prisionero palestino Iyad Haribat, de 39 años, quien está arrestado desde el 2002 y está condenado a cadena perpetua, a pesar de encontrarse muy enfermo mental y físicamente, informó la Comisión Palestina de Asuntos de Detenidos y Ex-Detenidos.

Haribat ha pasado 19 años en las prisiones israelíes hasta ahora por razones desconocidas y ha sido sometido a dos intentos de asesinato, castigo de aislamiento durante seis meses, continuos traslados de locales carcelarios, experimentos químicos y médicos, todo lo cual ha deteriorado su salud física y mental.

Iyad ha permanecido en un hospital psiquiátrico israelí durante cuatro meses y el tratamiento médico que recibió allí empeoró su condición, dijo su familia.

Antes de enfermar, Iyad Haribat hablaba tres idiomas con fluidez y tiene dos títulos universitarios en ciencias políticas e ingeniería agrícola; además que ayudó a muchos de sus compañeros de prisión a aprender a escribir y leer.

Durante los últimos días de julio de 2021, la salud de Iyad se ha ido deteriorando al nivel más bajo, ya que recibió extrañas inyecciones que le provocaron parálisis y amnesia.

Hace un mes, presentó problemas renales, ahora sufre gangrena y ha entrado en coma, por la negligencia médica con la que ha sido tratado.

Cuando aún la dejaban visitar a su hijo, la madre de Haribat dijo que el prisionero confundió a su hermano con un agente de inteligencia israelí, y le pedía a ella, que jurara que era su madre.

“Quiero que mi hijo vuelva a casa vivo, no muerto”, clamó la madre de Haribat, quien ha pedido su excarcelación por motivos humanitarios.

(Palestina Hoy con información y fotos de la Agencia de Noticias WAFA y QNN News Network)

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