Palestinos resisten y luchan mientras Israel traba reconstrucción de Gaza

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Niños palestinos sostienen velas mientras visitan las ruinas de un edificio destruido en los recientes ataques aéreos israelíes, en Beit Lahia, en el norte de la Franja de Gaza, el 25 de mayo de 2021 (AFP)

En Gaza aun no terminan de sanar las heridas del cruel bombardeo. La población sigue temerosa de volver a ser víctimas del castigo colectivo por resistirse a aceptar la dominación sionista e Israel persiste en el asedio y bloqueo a la Franja de Gaza y pretende negociar la reconstrucción, ponerle condiciones, sin aceptar la responsabilidad de la destrucción causada tanto en vidas humanas como en la infraestructura dañada.

Un diplomático europeo, que no quiso identificarse, se atrevió a deslizar la reanudación de los ataques israelíes si la oficina política de Hamas no acepta las propuestas para la reconstrucción, publicó el portal de noticias Axios.com.

Israel tiene veto sobre lo que ingresa a Gaza, por eso condiciona los ofrecimientos de Qatar y de otros países para financiar la reconstrucción, y hasta pretende el canje de prisioneros israelíes en la franja. Hamas y los otros grupos de la resistencia no han aceptado ninguna de esas condiciones, y más bien, piden a Israel asumir la responsabilidad de la destrucción causada.

Excavadoras egipcias limpian escombros en la ciudad de Gaza. Foto: Emmanuel Dunand / AFP a través de Getty Images

La vida pende de un hilo

Mohammed Rafik, periodista e investigador radicado en Gaza, vivió los 11 días tenebrosos del último ataque, el “mayor en poco más de una década” califica en su reportaje testimonial “Gaza: ¿mi hijo respirará por primera vez durante la guerra” publicado en el portal de noticias Middle East Eye.

“Me duele el corazón recordar las escenas de la gente en las calles, sabiendo que si su hogar no es seguro, tampoco ningún otro lugar. Mientras los principales medios de comunicación celebran la nueva “calma” en Gaza, sigo sin poder dormir. Cuando cierro los ojos, escucho aviones de combate que se ciernen sobre nosotros y nos bombardean sin descanso”, describió.

“Por un lado, no quiero recordar las imágenes traumáticas de la muerte; por el otro, necesito exponerlos con vívidos detalles, un recuerdo consciente del miasma de la guerra. Mientras las bombas caían sin piedad, mi compañera Asmaa y yo oramos en silencio, agarrando el ultrasonido de nuestro bebé, todavía soñando con las alegrías que nos aguardaban mientras nuevos horrores se desarrollaban a nuestro alrededor.”

Rafik estuvo esos días junto a su esposa Asmaa, embarazada de 5 meses, su padre de 63 años, su madre de 59 añoa y su hermana de 19 años, abrazados en el rincón de una de las habitaciones de la casa familiar mientras caían las bombas

“Con cada misil que cae, décadas de recuerdos, reuniones familiares, amores y esperanzas se hacen pedazos, enterrados bajo capas de cemento, junto con las personas cuyas vidas se han ido para siempre. Mis vecinos siguen presos de la tragedia y el terror”, escribió.

Para Mohammed son indisolubles sus sentimientos y su hogar, un humilde apartamento en donde “en el sofá en la esquina de la sala de estar, me encanta escuchar música clásica y tomar café al mediodía con Asmaa.”

Libertad para Palestina y su pueblo

“Si nuestro sufrimiento pudiera enseñarle al mundo un mensaje, debería ser que los palestinos son seres humanos con derechos básicos. Con el alto el fuego ahora en vigor, ¿no puede el mundo ver que es hora de que sintamos la verdadera libertad, un levantamiento del bloqueo israelí y todas las demás restricciones que se nos imponen simplemente porque somos palestinos?”, clama.

En el vientre de Asmaa, hay nueva vida y Rafik recuerda que el mismo nació “en medio del estruendo de los aviones de combate y el horrible olor a disparos (…) Más de dos décadas después, lucho por manejar las demandas conflictivas de la vida, los estudios, el trabajo, la familia, el amor, el matrimonio y la paternidad, mientras me rodean montañas de dolor y angustia.”

Sostiene con justa razón que su bebé por nacer merece tener agua y electricidad durante más de seis horas al día. Cuando se enferme, ¿su identidad palestina le impedirá salir de Gaza para acceder a la atención médica y la medicación? Debería tener derecho a conseguir un trabajo, a viajar, a saltar hacia el futuro con más optimismo y menos devastación psicológica.”

“A diferencia de mí, debería tener libertad de movimiento en su fragmentada tierra natal y poder visitar Ramallah, Jerusalén, Jaffa, Lod, Haifa y Hebrón.” Y no solo el hijo de Rafik, sino todos los palestinos que habitan en la sitiada Franja de Gaza, y en Cisjordania, hoy ocupada militarmente por el ejército israelí que responde a un gobierno de ocupación sionista.

(Palestina Hoy con información y fotos de QNN News Network, Middle East Eye y Axios.com)

 

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