
Los seis prisioneros se embarcaron en huelgas de hambre indefinidas para protestar por ser retenidos bajo el estatus de “detención administrativa”, una política israelí que permite detener a palestinos indefinidamente basándose en “información secreta”, sin presentar cargos formales, ni llevarlos a juicio.
A la manifestación asistieron las familias de los presos, que provienen de varias ciudades de la ocupada Cisjordania, así como de la sociedad civil local y grupos de presos.
Qadura Fares, director de la Sociedad de Prisioneros Palestinos (PPS), dijo, “esta batalla que están librando nuestros héroes es la batalla de todos los palestinos”.
“Hoy nos enfrentamos a un escenario muy peligroso. Hacemos un llamado a la movilización nacional, en la ocupada Cisjordania, Gaza, Jerusalén y los territorios ocupados en 1948”, dijo durante la protesta.
“Israel quiere convertirnos en una población que pide derechos civiles, no derechos nacionales”, dijo Fares, y agregó que cientos de prisioneros amenazan con participar en una huelga abierta a partir del jueves.
El martes, el prisionero Miqdad al-Qawasmi, que se ha negado a comer y beber durante 91 días, fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos del hospital israelí Kaplan cerca de Ramle. Su abogado, Jawad Bulous, dijo que su salud se deterioró rápidamente y que “enfrenta una muerte súbita”.
El padre de Qawasmi dijo que su hijo está en huelga de hambre para asegurar su liberación. “Los que están en huelga de hambre representan el epítome de la libertad”, dijo.

“Al borde de la muerte”
Los prisioneros Alaa al-Araj, de 75 días, e Hisham Abu Hawwash, de 65 días, también fueron trasladados de la clínica de la prisión de Ramle a hospitales israelíes el martes después de que su salud se deterioró. Su paradero sigue sin conocerse, incluso para sus familias.
“No pudimos dormir en toda la noche de ayer cuando nos enteramos de que Alaa fue trasladado al hospital”, dijo su madre, Nabila al-Araj.
“Está al borde de la muerte”, lamentó Nabila, quien vino desde la ciudad norteña de Tulkarem para asistir.
Dijo que Alaa, padre de un niño de cinco años, está sufriendo y es “incapaz de pararse, hablar, ver”, y explicó que los médicos están particularmente preocupados por su sistema nervioso.
Las autoridades israelíes han impedido que la familia vea a su hijo desde su arresto el 30 de junio.
“¿El mundo está esperando que devuelvan a mi hijo muerto?” preguntó.
Nabila recordó que su hijo estaba “entre los mejores de su clase” antes de ser arrestado, y se graduó con un título en ingeniería civil de la Universidad de al-Najah en Nablus.
El martes, los tribunales israelíes rechazaron la petición de sus abogados para congelar la orden de detención administrativa de Alaa.
Israel mantiene actualmente a 520 prisioneros palestinos bajo detención administrativa, una práctica que se remonta a la ocupación británica de Palestina.
Kayed Fasfous, quien ha estado en huelga de hambre por más tiempo (98 días), languidece bajo custodia israelí en el hospital de Barzilai en Asqalan (Ashkelon).
Hablando en la protesta, su hermano dijo que Kayed está en “condiciones muy peligrosas” y podría morir en cualquier momento.
“Kayed fue un atleta con distinción. Pesaba 95 kg (209 libras) antes de su huelga de hambre. Ahora ha perdido más de la mitad de su peso”, dijo el hermano de Kayed, y explicó que rechaza cualquier tipo de chequeo médico, vitaminas o suplementos.
Él, al igual que los miembros de otras familias, dirigió un mensaje al presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, diciendo que “nuestros hijos son su responsabilidad”.
“Queremos que nuestros hijos, cargados en hombros, triunfantes, regresen con sus familias y vidas. No queremos que nuestros hijos sean cargados como mártires”, dijo el hermano de Kayed.
Los otros dos presos en huelga de hambre son Shadi Abu Aker, de 57 días, recluido en la clínica de la prisión de Ramle, y Ayyad al-Hraimi, de 27 días, recluido en la prisión militar de Ofer.

Medidas punitivas
El tema de los prisioneros palestinos ha ocupado un lugar central desde principios de septiembre, cuando seis prisioneros lograron escapar de la prisión israelí, de máxima seguridad, de Gilboa,
La fuga fue ampliamente aclamada como una victoria por los palestinos, la mayoría de los cuales ven a los detenidos en las cárceles israelíes, que suman 4.650 palestinos, incluidos 200 niños, como presos políticos que están detenidos debido a la ocupación militar israelí o su resistencia a ella.
Desde entonces, las cárceles han sido testigos de un aumento de las tensiones y las políticas de castigo colectivo impuestas contra los prisioneros palestinos. Después de la fuga, las autoridades penitenciarias israelíes llevaron a cabo traslados masivos de prisioneros y los separaron por la fuerza, poniendo a algunos en confinamiento solitario y llevando a otros para interrogarlos.
El hijo de Yousif Ghawanmeh es uno de los prisioneros que fue puesto en régimen de aislamiento después de ser trasladado fuera de la prisión de Ofer, cerca de Ramallah. Ha estado en detención administrativa durante casi un año.
Ghawanmeh dijo que su hijo, Muslim de 21 años, pasó 25 días en aislamiento y recién hace tres días supieron que estaba vivo, aunque “muy maltratado” dentro de una cárcel israelí. Describió como “muy difícil” este periodo de incertidumbre que atravesaron.
Cuando la familia fue a visitar a Muslim el domingo, las autoridades de la prisión los detuvieron y les confiscaron el dinero que llevaban, diciéndoles que no se permite ninguna visita a los presos de la Jihad Islámica. Esto es interpretado como una medida de castigo colectivo que ha estado en vigor desde la fuga, comentó Yousif.
“Estoy aquí hoy como un prisionero liberado, en solidaridad con los prisioneros”, dijo Yousif en la protesta. Muslim ha decidido que de continuar con el estatus de detención administrativa, iniciará una huelga de hambre. “La gente no toma esta decisión a menos que viva en un estado peor que estar en huelga de hambre”, expresó su padre.
(Palestina Hoy con información y fotos de la Agencia de Noticias Al Jazeera)